lunes, 17 de diciembre de 2012


Concepción de la Soberanía para Hobbes

               Thomas Hobbes es considerado uno de los autores modernos que mayores aportes ha hecho al pensamiento político de occidente; sus obras en otras áreas como las ciencias naturales no han sido tan reconocidas ni tienen tal trascendencia como en el área de las ideas políticas.
               La concepción de soberanía y su visión del Estado surgen como respuestas  a problemas históricos concretos que se desarrollaban en la Inglaterra de mediados del siglo XVI, sumida en una gran tensión y la creciente necesidad de orden hacen a Hobbes un férreo defensor del absolutismo. Sin embargo, uno de los aspectos mas significativos de su obra no es solo la defensa al absolutismo sino el como lo hace; el pacto entre los hombres para elegir al monarca es uno de los más poderosos refuerzos al absolutismo como forma de gobierno. Una de las grandes disputas de la época se centraba en torno al derecho que tenía el monarca  a gobernar a los súbditos, cuales eran sus limitantes y hasta que punto estan limitantes afectaban la noción de soberanía, al extremo de considerarle tiránico.

               Catalogar a la monarquía como tiranía para Hobbes significaba una amenaza de regresión al Estado de Naturaleza y por lo tanto era inconcebible en la óptica Hobbesiana. En este sentido basta recordar lo que el mismo autor comenta al respecto en la parte final de su obra el Levitan: “Y puesto que el nombre de tiranía no significa en realidad soberanía, de uno o de muchos hombres (salvo por el hecho de que quienes usan la primera palabra se suponen escolarizados con aquellos a quien llaman tiranos)[1]. Es decir, quienes denominan tirano al monarca solo son aquellos que no estan de acuerdo con que detente el poder, son sediciosos que atentan contra la Sociedad Civil que no estan de acuerdo con los medios de castigos necesarios para proveer la seguridad. 

              Estos sediciosos son para Hobbes aquellos que no comprenden que fuera del Estado es imposible la existencia de una sociedad, que ésta tiene existencia y significación dentro de la seguridad que proporciona el ente construido por pacto entre los mismos hombres donde las pasiones no reinan sino que la razón se impone, con todos los valores que se asocian a ella entre los que de manera primaria se encuentra la tan anhelada seguridad; que no es posible en el estado de naturaleza, donde el amor propio y la igualdad natural crean un incipiente miedo a las acciones de los otros.  El miedo reciproco hace imposible el desarrollo de una vida en común bajo ciertos parámetros de orden.

               Es precisamente la  tolerancia con aquellos que confunden el ejercicio de la soberanía con tiranía lo que constituye  una semilla maligna muy perjudicial, puesto que atenta contra una construcción basada en los poderes de la mayoría de los hombres unificados en la voluntad de una persona natural o civil. Hobbes la recuerda porque considera necesario advertir sobre aquello que podría poner en peligro la seguridad alcanzada por los hombres bajo la obediencia a un poder común; arriesgando lo que el autor denomina “deseo de tranquilidad y deseo sensual”. Estos deseos son los que permiten que el hombre se despoje de su propia capacidad para darse protección con su esfuerzo y trabajo de las lesiones y la muerte misma, que es su mayor temor y se la entregue a alguien que pueda velar por la seguridad de si mismo. Esto a través de un poder coercitivo que obligue de manera igual a los hombres a cumplir sus pactos por temor al castigo.

               La palabra tiranía significa ni más, ni menos, la palabra soberanía en el sentido de que no es otra forma de gobernar distinta a la monarquía, es para Hobbes en este particular  una forma de catalogar el ejercicio de la soberanía por aquellos que no toleran el sistema monárquico. En este mismo orden de ideas, el autor moderno nos advierte que “…no son los nombres de otras formas de gobierno, sino de las mismas formas mal queridas. Pues quienes estan descontentos bajo la monarquía la llaman tiranía”[2]. Para Hobbes es preferible cualquier forma de gobierno hazte de no poseer ninguna, aunque advierte como es evidente que la tiranía no es otra forma.

La noción de Soberanía

               Ahora bien, la soberanía es más que un concepto abstracto para Hobbes y para llegar a ella y justificarla parte de premisas lógicas a través del desarrollo de la vida del hombre en etapas históricas bien diferenciadas; esta construcción es us una muestra muy significativa de su interés por la geometría y la influencia que tuvo en su pensamiento.

               La soberanía tiene sus características definidas en monarquía, entre las que pueden contarse: el interés privado es igual al interés público, el monarca recibe consejos de quien y cuando quiera, su opinión no esta sometida inconstancia alguna, entre otros. Estas características se convierten en la manera más ilustrativa de justificar la necesidad de la soberanía en el ejercicio del poder,  donde se obedece por protección y seguridad, donde la sociedad civil no tiene sentido, siquiera es posible plantearse su existencia sin la necesidad de un poder soberano. En este sentido, Hobbes plantea lo siguiente:

                En primer lugar,  la igualdad natural entre los hombres, es decir que entre ellos no exista diferencias tan grandes que permitan que uno reclame para si alguna cosa que otro también considere que pueda poseer  produce conflicto y por lo tanto una creciente inseguridad. Puesto que, precisamente al poseer mismas capacidades surge la igualdad en la esperanza de alcanzar fines determinados.

                Esta inseguridad lleva al hombre a plantearse que la manera de prevalecer y conservar su seguridad  es adelantándose. Esto significa utilizar todos los medios de dominación que estén a su alcance para intentar someter a tantos otros hombres como le sea posible buscando que sobre si mismo no se levante otro poder que le sea superior y ponga en peligro su propia conservación. Este periodo en el que el hombre vive sin que un poder común le obligue a respetarse mutuamente se le conoce según Hobbes como Guerra de todos contra todos donde no existe ni seguridad, ni orden, ni estabilidad donde la sociedad civil no puede por lo tanto siquiera concebirse.

               Precisamente esta situación es la que lleva a los hombres a plantearse un contrato entre ellos mismos y así establecer una Estado Civil, donde se establece la existencia de un poder común capaz de obligar a todos los hombres a cumplir su palabra donde el único temor posible surge de la no obediencia a ese poder y no a las relaciones con los otros hombres.  Este estado civil es producto artificial de pactos entre los mismos hombres  con la finalidad de vivir segura y cómodamente. Sin embargo, una vez pactado y entregado el poder a la persona (monarca o asamblea) es necesario que este posea ciertos atributos y poderes que no estarán limitados por las voluntades individuales de cada pactante. De esta manera se entrega la posibilidad de hacer lo necesario para garantizar la seguridad, que no se poseía en el estado de naturaleza y es precisamente a través de la concepción de Soberanía que explica que dando a ese ente que ejerce el poder común la posibilidad de recaudar dinero para el mantenimiento de soldados  y administrar la justicia sin que se erija un poder superior, lo cual seria imposible porque en si mismo este representa la voluntad de todos. De esta manera, la soberanía en la noción hobbesiana se define como:

…el alma de la república, y una vez separada del cuerpo, los miembros ya no reciben su movimiento de ella. El fin de la obediencia es la protección y allí donde sea detectada por u hombre, en su propia espada o en la de otro, atrae sobre si y por naturaleza la obediencia y el propósito de mantenerla. [3]

               Es decir, fuera del carácter soberano de una forma de gobierno solo puede concebirse el retorno al estado de naturaleza, donde no se obedecen las leyes, donde no se respeta la propiedad ni la industria precisamente porque todos querrían realizar su propia voluntad que de manera casi segura será en oposición a sus comunes. La finalidad de la obediencia como la garantía de seguridad y que el poder común cedido a un hombre debe mantenerse por el bienestar de todos los que participaron en el contrato.

               Este contrato en el que se basa la soberanía  es un contrato entre simples individuos y de allí se engendran muchos súbditos y un solo soberano que carga con la persona denominada república.  Es precisamente de esta manera que Hobbes llega a su concepción de soberanía, no tras un proceso de ensayo-error sino como un proceso natural que busca la propia conservación de cada individuo.





[1] HOBBES Thomas (1651/2007): Biblioteca de Obras Maestras del Pensamiento HOBBES Leviatán. Buenos Aires, Editorial Losada.

[2] HOBBES Thomas (1651/2007): Biblioteca de Obras Maestras del Pensamiento HOBBES Leviatán. Buenos Aires, Editorial Losada. Capitulo XIX.
[3] HOBBES Thomas (1651/2007): Biblioteca de Obras Maestras del Pensamiento HOBBES Leviatán. Buenos Aires, Editorial Losada. Capitulo XXI.

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